
Cereza
Cerezas frescas de Aragón: sabor excepcional y calidad superior. Disfruta de la dulzura natural y la riqueza en fibra de nuestras cerezas, seleccionadas para ofrecerte una experiencia inigualable.
La cereza es el fruto del cerezo, árbol de la familia de las rosáceas. Pertenecen al género Prunus, al igual que otros frutos como los duraznos y las ciruelas. El fruto es pequeño, alrededor de unos 2 cm de diámetro, cuyo color oscila desde el rojo claro hasta el morado oscuro.
El origen de la cereza se remonta a miles de años atrás, y su historia está profundamente arraigada en varias regiones del mundo. Se cree que las primeras cerezas silvestres se originaron en las áreas cercanas al Mar Negro y el Mar Caspio, en lo que hoy es Turquía y el Cáucaso, una región que abarca partes de Europa oriental y Asia occidental. Desde allí, se extendieron a otras partes de Europa y Asia.
El nombre científico de la cereza, Prunus avium (para las cerezas dulces) y Prunus cerasus (para las cerezas ácidas), también revela parte de su historia. Los romanos, grandes cultivadores y difusores de plantas a lo largo de sus conquistas, fueron responsables de llevar el cultivo de las cerezas a gran parte de Europa. Según el historiador romano Plinio el Viejo, el general Lucio Licinio Lúculo introdujo las cerezas a Roma desde una región cercana a lo que hoy es Turquía en el año 72 a.C., tras su campaña en Asia Menor.
Con el tiempo, las cerezas se expandieron por todo el Imperio Romano, llegando a las islas británicas y otras partes de Europa. También fueron llevadas al continente americano por los colonos europeos en el siglo XVII, lo que permitió que su cultivo se expandiera a nuevas regiones, incluidas las zonas templadas de América del Norte.
A lo largo de la historia, las cerezas han sido valoradas tanto por su sabor como por sus propiedades medicinales y su uso en diversas culturas. Su cultivo se ha perfeccionado a través de la selección de variedades para adaptarse a diferentes climas y usos, lo que ha permitido que hoy en día las cerezas sean disfrutadas en todo el mundo.
En la actualidad, el cerezo se cultiva en numerosas regiones y países del mundo con clima templado, siendo los países de mayor producción Rusia, Estados Unidos, Alemania, Italia, Francia y España.
El cultivo de la cereza requiere condiciones climáticas y de suelo específicas para garantizar una cosecha exitosa.
Clima
El cerezo crece mejor en climas templados. Requiere inviernos fríos para un adecuado período de reposo invernal y la estimulación de la floración en primavera. Sin embargo, las temperaturas extremadamente bajas pueden dañar los árboles, especialmente si ocurren durante la fase de floración. En promedio, las cerezas necesitan entre 800 y 1,200 horas de frío (temperaturas por debajo de 7°C) para florecer correctamente. Además, las heladas primaverales tardías pueden destruir las flores y afectar la cosecha, por lo que se prefieren climas que sean fríos en invierno pero suaves en primavera.
Suelo
El cerezo requiere suelos bien drenados, preferiblemente con un pH ligeramente ácido o neutro (entre 6 y 7). No tolera suelos con drenaje deficiente o que retengan mucha humedad, ya que esto puede llevar a problemas como la pudrición de raíces. También es fundamental que el suelo sea rico en nutrientes orgánicos, ya que las cerezas son plantas que requieren un suelo fértil para un buen desarrollo.
Luz solar
Los cerezos necesitan al menos de 6 a 8 horas de luz solar directa al día. La exposición adecuada a la luz es crucial para el crecimiento y la producción de fruta. Sin suficiente luz solar, el árbol puede crecer débil y producir menos frutos.
Riego
El riego debe ser constante pero sin encharcar el suelo. En general, es recomendable mantener el suelo húmedo, especialmente durante la temporada de crecimiento y formación de frutos. Sin embargo, un exceso de agua puede ser perjudicial para el cerezo, provocando enfermedades de raíz o frutos de mala calidad. Un buen manejo del agua mediante sistemas de riego controlado, como el riego por goteo, es ideal para proporcionar la cantidad justa de agua.
Polinización
Algunas variedades de cerezos, especialmente las dulces, son autoincompatibles, lo que significa que necesitan la polinización cruzada de otra variedad para producir frutos. Para asegurar una buena cosecha, es necesario plantar al menos dos variedades diferentes de cerezo en el mismo huerto o tener cultivos cercanos que permitan la polinización mediante insectos, especialmente las abejas, que juegan un papel fundamental en el proceso.
Poda
La poda es esencial para el correcto desarrollo del cerezo. Un árbol bien podado facilita una mejor circulación de aire, previene enfermedades y permite que la luz solar alcance todas las partes del árbol. Generalmente, se podan durante el invierno o al final del verano, eliminando ramas dañadas, cruzadas o que crezcan en exceso hacia el interior del árbol.
Fertilización
El cerezo responde bien a la fertilización regular, especialmente en primavera, cuando comienza el período de crecimiento activo. Se recomienda el uso de fertilizantes ricos en nitrógeno y potasio para promover un crecimiento saludable y una buena producción de fruta. Sin embargo, debe evitarse un exceso de nitrógeno, ya que puede favorecer el crecimiento de hojas y ramas en detrimento de la fructificación.
Cosecha
Las cerezas se cosechan a mano cuando alcanzan su madurez óptima. Esto suele ocurrir entre finales de primavera y principios de verano, dependiendo de la variedad y el clima. Es importante recolectarlas con cuidado para evitar dañar la fruta, ya que son muy delicadas y se magullan fácilmente. Las cerezas no continúan madurando después de la recolección, por lo que deben ser recogidas en el momento justo.
Plagas y enfermedades
El cerezo es susceptible a varias plagas y enfermedades, entre las que se incluyen la mosca de la cereza, el pulgón, y enfermedades como la monilia o la podredumbre parda. Para prevenir estos problemas, se recomienda la implementación de buenas prácticas agrícolas, como la rotación de cultivos, el control biológico mediante insectos beneficiosos y el uso de fungicidas e insecticidas naturales o químicos según sea necesario.
En resumen, el cultivo de cerezas es un proceso delicado que depende de la combinación adecuada de clima, suelo, manejo de plagas y cuidados generales. Aunque puede ser exigente, el resultado final es una fruta deliciosa y muy valorada en todo el mundo.
Las cerezas son una fruta deliciosa y saludable que aporta una variedad de nutrientes importantes para el organismo. Es rica en azúcares simples (fructosa, glucosa, sacarosa) y fibra, beneficiosa para el tránsito intestinal.
A continuación te detallo los principales nutrientes que contienen:
Vitaminas:
Vitamina C: Una cereza fresca es rica en vitamina C, que actúa como antioxidante, favoreciendo la salud del sistema inmunológico, ayudando en la reparación de tejidos y en la absorción del hierro.
Vitamina A (betacaroteno): Las cerezas contienen vitamina A en forma de betacaroteno, que es esencial para la salud de la piel, la vista y el sistema inmunológico.
Vitaminas del grupo B (B1, B2, B3, B6): Estas vitaminas ayudan al metabolismo energético y al funcionamiento del sistema nervioso.
Minerales:
Potasio: Es el mineral más abundante en las cerezas. El potasio es esencial para mantener el equilibrio de líquidos en el cuerpo, regula la presión arterial y contribuye a la salud muscular y nerviosa.
Nuestras cerezas están disponibles desde principios de mayo hasta la primera parte del mes de Julio. Estamos plantando nuevas variedades cada año y hemos seleccionado las zonas más adecuadas de Aragón para nuestros cultivos de cereza. Las inmejorables condiciones climáticas en esta región son óptimas para garantizar el color característico, la dureza y un mejor sabor.
ENE | FEB | MAR | ABR | MAY | JUN | JUL | AGO | SEP | OCT | NOV | DIC | ||
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